jueves, 11 de diciembre de 2014

Quedan muchas conciencias que remover dentro de la criminologia

Acabo de llegar a casa de las I Jornadas de Criminología Clínica y Aplicada. Este primer día prometía mucho; comenzó lo que ha sido para mí una verdadera revelación criminológica. El profesor Redondo Illescas ha dado una magistral clase sobre su Modelo del Triple Riesgo Delictivo. Una suerte de teoría integral del origen del delito. Ha sido revelador, tanto la presentación de la teoría como su desarrollo. Posiblemente en cuanto salga su obra El Origen del Delito se convierta en mi próxima adquisición criminológica.
Las jornadas siguieron con las ponencias de Vicente Garrido Genovés hablando sobre perfilaje criminológico. No ha estado nada mal, pero se ha centrado en transponer una introducción al perfilaje en una presentación.
Por la tarde buenas ponencias a cargo de Myriam Herrera (victimología), pasando al doctor Sergio Murcia Orenes para hablarnos del posible papel del criminólogo en las Instituciones Penitenciarias y en la ejecución de la pena en sentido general.
Pero llegó el momento que me ha dejado un muy mal sabor de boca criminológicamente hablando. A raíz de la intervención del doctor César Augusto Giner Alegría sobre La Detención Administrativa se ha producido un debate moderado por un profesor, del cual no diré el nombre, que me ha hecho saltar del asiento. Tras la intervención de mi compañera Amparo Melendez hablando sobre la mediación, dicho profesor ha afirmado categóricamente "La mediación es una mierda". Tras lo cual ha proseguido con una serie de argumentos basados en...no se en que se basa y considero que fue una opinión personal sin base empírica. Al terminar la ponencia me acerqué a él para exponerle mi punto de vista

- Considero que está usted equivocado con la mediación
- A ver, ¿en qué me equivoco?
- Bajo mi punto de vista la mediación es una herramienta muy eficaz, al menos en el ámbito de la delincuencia juvenil que es la que más conozco.
- Pfff... es que lo de los menores no cuenta. No podemos comparar el daño que puede producir un niñato con lo que puede hacer un adulto.

A partir de aquí comenzó un debate sobre las formas de criminalidad en la que se podría aplicar, sobre el daño al menor como individuo que podríamos evitar con la mediación (en Andalucía el 75% de los procesos no llegan a juicio gracias a la mediación) y llegamos al terrorismo. Parece que al profesor no le parece bien que los terroristas tengan mediaciones con las víctimas y afirmaba que una víctima no quiere ni ver a su victimario. Al comentarle las experiencias satisfactorias de mediación con terroristas respondió que eso lo hacían para salir antes de prisión. A partir de aquí podéis imaginar, introducirse en la mente y en la voz de las víctimas suele ser un argumento que creía superado por la criminología. Pero parece que no. Finalmente la conversación finalizó con una sentencia que parece que no fue del agrado de los dos contertulios que tenía en ese momento -se incorporó un asistente a las jornadas para apoyar la tesis del profesor- ya que después de esta dejamos la sala: Creo que deberíamos dejar de meternos en la mente de las víctimas y decidir por ellas.

Pero cuando pensé que había acabado la cuota de sorpresas desagradables por hoy llegó el segundo round. Uno de los ponentes charlaba conmigo sobre cuestiones de la última conferencia. Hasta que salió a colación la expulsión de gitanos rumanos de Italia y Francia. A partir de ahí comenzó una retaíla de argumentos xenófobos de los que me quedo con: "Los gitanos rumanos prostituyen a sus mujeres e hijas" o "Vienen aquí, se pegan 14 años cobrando ayudas sociales y no aprenden el idioma"... Cuando le pedí datos no me supo responder, cuando le dije que en España había 20.000 mujeres víctimas de las redes de explotación sexual y que el problema de los gitanos rumanos se compartían con los de los gitanos españoles y que estaban realacionados con la situación de exclusión social y pobreza no me supo responder, cuando le expuse que según un estudio realizado en Almería sobre el acceso de las mujeres inmigrantes a programas formativos se concluía que existía un error de diagnóstico por parte de los Trabajadores Sociales en cuanto a la motivación para su baja participación en dichos programas y que este error venía de prejuicios culturales no me supo responder. Al menos terminó nuestra conversación con un "Lo importante es sumar, no restar. Hay que ayudar"

Vuelvo a casa desolado por la falta de sensibilidad sociológica de dos doctores en criminología. Del primero solo puedo decir que cada uno tiene una opinión, pero que con los datos en la mano hay que saber reconocer los logros que vamos alcanzando. Del segundo solo puedo decir que era ingenuo al pensar que la criminología nos dota de unas herramientas para analizar socialmente la realidad que nos rodea. Eso no te lo da un título, te lo da una actitud. Quedan muchas conciencias que remover incluso dentro de la criminología...

En fin, esperemos que mañana deje atrás este mal sabor de boca y pueda disfrutar de las conferencias.

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